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Descubre 3 claves para eliminar el escozor, ardor y el dolor en tu zona íntima a través de la neuroplasticidad.

TALLER ONLINE

Próximo JUEVES - 30 de noviembre

De 19:00H a 20:00H (Hora Peninsular)

Más de 200 mujeres han logrado eliminar su dolor a través de la neuroplasticidad

Método
Krisalium

Al terminar el taller, tendrás “un paso a paso personalizado”

Este evento es para ti, si te resulta familiar alguna de estas situaciones

Sientes molestias al mantener relaciones íntimas

Vivir con este dolor está marcando tu forma de relacionarte, de pensar , en definitiva de vivir como tu quieres.

Te molesta ponerte un tampón

Te molesta hasta el roce del pantalón o la ropa interior.

Ya lo has probado todo y nada te funciona

Los médicos te hacen pruebas y no te encuentran nada, pero tu sientes mucho escozor, ardor y dolor

Te levantas y amaneces con dolor y este te acompaña y condiciona todo tu día.

Esta cansada y decepcionada de ir visitando médicos uno detrás de otro sintiéndote cada vez más perdida y con la sensación de que algo malo te tiene que estar ocurriendo.

Qué te llevarás:

Entenderás cómo funciona el dolor.
Aprenderás porqué no te pueden dar un diagnóstico y un tratamiento claro.
Aprenderás los mecanismos para apagar tu dolor.
Vas a descubrir ejercicios fáciles y sencillos para hacer que tu cuerpo vuelva a responder.

Quién soy yo: 

Kike Montero

Yo he sufrido desde los 12 años dolor crónico lumbopélvico y me recuerdo con 13 años, tomando myolastan (medicamento retirado ) para el dolor.

Fue la razón por las que decidí estudiar fisioterapia, para encontrar una solución, pero no encontré las respuestas que necesitaba.

Al acabar la carrera me especialicé en suelo pélvico, seguía buscando respuestas. Aprendía algunas técnicas manuales, que me ayudaron a mejorar mis síntomas y las de mis pacientes, pero el resultado era solo temporal.

Y el punto de inflexión vino tras el parto de mi primera hija. Mi pareja tuvo un parto complicado, con todo lo que como fisio de suelo pélvico no quería, ventosa, Kristeller (que es esto de empujarte la barriga ) y una episiotomía más que generosa. Desde luego no acabó como estaba previsto. Así que comenzó a sufrir muchos dolores en la zona perineal primero por toda la agresión pero luego se prolongó en el tiempo. Y esto le provocaba también mucho dolor en las relaciones sexuales.

Al consultar a los especialistas la única solución que había, era usar lubricantes ya que “todo estaba bien”, la herida se había curado.

Si ya el hecho de la paternidad me venía grande, el ver sufrir a mi pareja y no poder ayudarla, lo hacía todavía más difícil. Le traté la cicatriz, apliqué todas las técnicas que me habían enseñado y nada hacía que mejorase.

Así que empecé a investigar en profundidad sobre lo que había publicado pero todo siempre se enfocaba de la misma manera. Se enfocaba todo desde un punto de vista biomédico, desde esa perspectiva, algo duele porque está mal, lesionado. Pero según todas las pruebas, mi pareja estaba bien. Y este, es verdad que es el paradigma que nos hemos formado todos los sanitarios. Pero que para las personas que sufren de dolor durante mucho tiempo, este no se sostiene.

Pero aquí todo estaba bien. Así que algo fallaba.

Entonces comencé a investigar sobre las líneas australianas de dolor y otros autores. Y descubrí un modelo diferente que es el modelo biopsicosocial. En este modelo el dolor es una experiencia que se entiende desde una perspectiva biológica, emocional y de contexto de la persona. Esto quería decir que para entender el dolor de una persona no solo hay que poner en la balanza los tejidos, la lesión, sino que tienen igual de peso las emociones que siente la persona así como todo el contexto de trabajo, familia, cultura, experiencias previas, etc..

Este modelo empezó a dar luz, no solo al dolor de mi pareja, sino al mío también y al de muchos de mis pacientes.

Y así fue como empecé a formarme y aplicar muchas técnicas provenientes de diferentes corrientes : neuropedagogía del dolor, psicología, neurorehabilitación, coaching… en mi pareja y en mí mismo y luego en mis pacientes en la clínica y día a día veía como mejoraban.

Descubrí que la mentalidad y los hábitos son clave.

Comencé a hablarlo con ginecólogos y urólogos que empezaron a derivarme a estas pacientes con dolor vulvar , vulvodinia, que no sabían como darles una solución.

Y así fue como poco a poco estructuré todo lo aprendido, incluyendo en el equipo a otros profesionales como psicólogos, nutricionistas y pudimos tanto mi pareja como yo, resolver nuestro dolor y crear un método para eliminar el escozor, ardor y el dolor en la zona íntima a través de la neuroplasticidad.